miércoles, 1 de mayo de 2013

La cebra y sus características.

Una yegua y su potro.
Como en la mayoría de especies animales, las hembras llegan a la madurez sexual antes que los machos, y pueden tener su primer potro a la edad de tres años. Los machos no pueden criar hasta que tienen cinco o seis años. Las yeguas pueden dar a luz a un potro cada doce meses, que es el tiempo que dura la gestación. Cuidan de las crías durante un máximo de un año. Como los caballos, las cebras son capaces de ponerse de pie, andar y mamar al poco de nacer.7 Al nacer, un potro de cebra es marrón y blanco en lugar de negro y blanco. Casi siempre nace un único potro, pero en ocasiones extremadamente raras pueden nacer gemelos.15
En el caso de las cebras de montaña y las cebras comunes, los potros son protegidos por su madre, así como por el macho y las otras yeguas del grupo. En cambio, los potros de cebra de Grévy sólo tienen a su madre como protectora habitual, pues, como se ha dicho más arriba, los grupos de esta especie se suelen dispersar después de unos cuantos meses. La protección de los potros es especialmente relevante para estos animales, pues las crías son una presa fácil para los predadores y la mitad de ellas no sobreviven al primer año de vida a pesar de los esfuerzos de su madre y del macho del grupo. Otro de los peligros que corren los potros es que se han observado infanticidios y feticidios entre las cebras, a pesar de que únicamente se ha observado este comportamiento en ejemplares en cautividad.16

La palabra «cebra» no representa una realidad desde el punto de vista evolutivo, sino que agrupa artificialmente tres especies en función de un carácter (el abrigo rayado) que no es derivado, sino primitivo. Las rayas aparecen también en mayor o menor medida en las patas y el lomo de asnos y caballos salvajes, y se manifiestan más fuertemente en los híbridos, aunque entre los progenitores no haya ninguna cebra de por medio (caso de las mulas), evidenciando que la presencia de rayas es un carácter antiguo dentro del género Equus, y no uno derivado propio de un subgrupo dentro de éste. Las cebras, simplemente, han ido un paso más allá en el desarrollo de unas rayas que ya poseían, mientras que los caballos y los asnos han tendido a perderlas o, al menos, a enmascararlas.
Aunque la taxonomía de las cebras sigue siendo dudosa, ciertos estudios, como el de Debra K. Bennett (publicado bajo el expresivo título «Las rayas no hacen a la cebra»), indican que la cebra de planicie y la de Grevy son especies hermanas, pero que la cebra de montaña está más emparentada con el caballo que con éstas.[cita requerida]2 3 Dentro de los équidos actuales, el grupo tradicional formado por el asno africano y el asiático sería el único con una historia evolutiva detrás que lo respalde. Las cebras son más pequeñas que su pariente el caballo y muy parecidas en aspecto y en hábitos a los asnos salvajes.
Las cebras son uno de los animales más conocidos de África, donde habitan en una variedad de ecosistemas, como llanuras de hierba, sabanas, regiones boscosas o con arbustos, montañas y cerros costeros. Son especialmente célebres por sus características rayas negras y blancas, que no sólo varían entre especies sino también de un individuo al otro, y por su crinera erecta. A diferencia de sus parientes más cercanos, los caballos y los asnos, las cebras nunca han sido realmente domesticadas.
A excepción de algunas poblaciones de cebra común que habitan en el centro de Kenia, las cebras viven únicamente en la mitad sur del continente africano. Aunque las regiones de dos especies diferentes pueden solaparse, no se cruzan debido al diferente número de cromosomas; las cebras de Grevy tienen cuarenta y seis, las cebras comunes cuarenta y cuatro y las cebras de montaña treinta y dos.